miércoles, 8 de enero de 2025

DEL ROJO AL VERDE

 DEL ROJO AL VERDE

 

Cada siete de enero, sin falta, descuelgo los adornos de Navidad, reúno todos los dulces desperdigados en una sola bandeja donde irán enranciandose (o serán la solución para un capricho de azúcar cualquier tarde fría) y volvemos a comer fruta de postre. Me gusta poner como plato estrella de este día, el primero libre de la histeria que nos asalta en estas fiestas, una verdura servida de forma esplendorosa. El retorno a lo verde y natural debe ser a lo grande. Hogaño me he decantado por las alcachofas, benéficos frutos del huerto por su poder de limpiar el hígado. He escrito “fruto”, pero la alcachofa no es una verdura sino una nutritiva flor con un corazón carnoso, dispuesto a entregarse a docenas de exquisitas preparaciones culinarias. Para reiniciarnos con el año las he preparado con sencillez: les he cortado el tallo y despojado de sus hojas más duras, de las que suelo roer el uñero blanco porque su amargor me recuerda a la infancia cuando mi abuela me las ofrecía si entraba en la cocina a mendigar un refrigerio (a los niños de antes nos criaron para encontrar palatable la textura de lo crudo) luego, así enteritas, las he cocido en agua con un poco de sal. Después de comprobar que estaban tiernas pinchándolas, dejé que escurrieran bocabajo mientras yo quitaba los adornos para encerrarlos en su madriguera del trastero hasta el próximo veintitantos de diciembre.

Una vez templadas y haciendo acopio de la paciencia de un mono, he ido abriendo sus hojas con la delicadeza de quien acaricia un libro antiguo hasta dejarlas como un nenúfar de Monet. Tras esta operación, las he pasado levemente por la plancha manchada apenas con buen aceite de oliva. Una ligera lluvia de sal gorda, que suavizará sus aristas con el calor, las adereza estando listas para ser degustadas con parsimonia. Esta es otra ventaja de esta flor maravillosa: su alto poder saciante. Al masticar hoja por hoja se experimenta el mismo placer que al comer pipas, con la virtud de ser más nutritivas y menos calóricas.

En los siguientes días desfilarán por mi mesa coliflores, calabazas, berenjenas… y volverán las amadas legumbres tanto en potajes como en ensaladas templadas. Queden los guisos interminables y elaborados en cuarentena. Concluyeron las fiestas su entente dulzón y grasoso ¡viva la grácil normalidad!

Dela W




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