PALOMAS TRUNCADAS
Una mas. Dos más.
La macabra suma medra
porque hay contables malditos
cebando la columna del haber
con trazos de sangre,
¡nuestra sangre!
derrochada como si fuese suya.
Solo el más cobarde de los estultos
escupe sobre quienes dijo amar.
La sangre y la sangre de esa sangre
empapan los velos de la Justicia,
ciega ante el holocausto de palomas.
Basta ya, no queremos mártires,
sino que se inscriban, en la columna del debe
y con esa misma sangre,
los nombres de los asesinos.
D. W
Queridos Vicky y José, vuestro dolor es el de todos.
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