(EL HORROR NO CABE EN NINGÚN TÍTULO)
Ya mi cuerpo no es un cuerpo
es un campo de batalla.
Mi lecho, mi pozo, mi huerto amado
están rotos,
y mi fuente
donde el agua manaba clara,
henchida va ahora
de sangre y babas.
Yo mujer, yo madre, yo esposa, yo hija,
tengo el rostro del enemigo,
una escaramuza ganada,
un vientre que apuñalar con el color que ha vencido
al resto del Pantone
Miserable eres, soldado que juraste
defender tu patria con el honor que se te supone
y lo ensucias
humillando a quien es capaz de dar vida
y alimentarla.
Por los siglos de los siglos,
maldigo la guerra;
al tirano que la invoca, al interés que la demanda,
y a los tibios que consienten que se profane la tierra
a cambio de unas migajas.
*El terror que rezuman las noticias se me clava en el pecho, no soy poeta, pero el malestar que siento al ver que la especie humana sigue igual de cruel que cuando se cobijaba en cavernas, me hace escupir flema en estos versos torpes y amargos.
Para nosotras, siempre es más elevado el precio por la paz.
D. W
No hay comentarios:
Publicar un comentario