DOMINGOS
Cuando llueve observas que las tejas palidecen, pasando de cobre a plata. Tal vez seas la única que sepas que los tejados son camaleónicos.
Te da igual que el fin de semana haga malo, nunca salís. Desde que tu madre dejó morir a las plantas y desconcharse las paredes todo es distinto. “Tu padre no es malo, solo callejero” dice tu abuela, pero te avergüenzas cuando levanta el teléfono para preguntar por él en el bar.
Has aprendido qué a los hombres, los domingos, les nace en la oreja un transistor como un lobanillo locuaz que habla solo de fútbol. Y sus bocas adquieren cualidad de puerta giratoria donde entran la resabiada paella y el quinto de cerveza y salen las volutas de humo acolchando la palabra “gol”. Sabes que si tu padre acierta muchos de ellos os harán ricos y podréis vestir con ropa que no haya que apartar en la mercería de enfrente. Y hasta comprar una tele en color.
Si llueve, vienen sus amigos a ver el partido. Tú acampas bajo la mesa mientras las hormigas corretean tras la pantalla abombada, persiguiendo un balón. La voz hiperactiva del locutor te da dolor de estómago porque anticipa la angustia del lunes, la vuelta al pellizco de las monjas, al tedio de las clases imposibles de seguir debido a tu carácter fantasioso.
La alegría perversa que te esponja cuando tu padre no está contrasta con los sentimientos de tu madre, Penélope de barrio con el rostro color visillo. Pero tú lo prefieres así, la casa silenciosa, el salón para las tres solas guardadas de todo mal en la atalaya del cierro; reina en tu país de cuentos descuadernados.
El olor obtuso a sopa de sobre y fiambres clausura el domingo. Tu padre se toma a cucharadas la desilusión de no sumar los catorce milagros que os hubieran redimido. Es la misma que sientes cada mañana de reyes, al no recibir lo deseado.
Preparas la maleta escolar de skay rojo. La redacción sobre “Disfruto en familia los días de fiesta” chorrea mentiras necesarias para no descubrir que en la caja de lápices Alpinos guardas el arcoíris.
D. W
*”Domingos” fue finalista del VII Certamen de relatos cortos “Palabras Mayores”, convocado por la Asociación Cultural y Recreativa ACREM Embrujo Malagueño y cuyos diplomas se entregaron el sábado 23 de Abril, día del libro, en el centro cultural de la Diputación de Málaga “La Térmica”.
Este proyecto está subvencionado por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Málaga.
ACREM es una asociación feminista: “nos interesa sumar, no restar, multiplicar y nunca dividir en todo lo que afecte a las mujeres. Trabajamos el feminismo en positivo” reza en su página de fb y así lo dijo también en su parlamento de bienvenida su presidenta, Francisca Cruzado.
Málaga, abril de 2022
Muy lindo tu mensaje
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarMe encanta.
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