APETITO
No se tienen ganas de escribir lo mismo que se desea comer un merengue.
U otro cuerpo.
En nada se parece a la necesidad de beber,
ni siquiera agua.
Evoca el placer de acostarse entre sábanas planchadas
en un cuarto ordenado.
Con el pasado en las baldas altas,
el futuro sin desenvolver y con posibilidad de cambio.
Tomar el presente como té frío,
con letras hormigas sobre mantel blanco.
El ansia de escribir se asemeja a dejar los pulmones vacíos
por el afán de volver a llenarlos.
D. W
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