A VECES
Hay días (noches) en las que quiero morirme.
No me cabe el zapato
o me atraganto con el trozo de manzana.
El sueño me esquiva, igual que el hilo a la aguja
en manos inexpertas.
Entonces miro a mi gato:
Un rabo
dos ojos
tres manchas
cuatro patas.
Y se me abre el apetito
por un mundo donde un ser tan perfecto
existe.
D. W
Preciosoa tu entrada, recuerda aquello que dijo Víctor Hugo:
ResponderEliminarDios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre