ASÍ
Bullendo el caldo prendo palabras en el mandil. Mientras seca el suelo las despego, sitiada en una baldosa, para no pisar lo fregado.
Con manos que huelen a mistol las aplano, igual que un día de plancha hago con el vestido y la camisa y el mantel, santo porque cubre el altar donde nos alimentamos.
A vueltas de lavadora reagrupo los verbos, remetiendo bien sus puntas como al hacer la cama.
Limpiar la bañera, sarcófago frío que llenamos de agua caliente, me recuerda que los textos deben brillar sin estorbo de adjetivos. Hasta en la tila nocturna y casi clandestina disuelvo los acentos que endulzan el deje.
La tara
Literatura de sartén y aspiradora, MissLabores, doña Sísifo; sin otro título que acredite la osadía.
D. W
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