domingo, 14 de marzo de 2021

TRAMPANTOJOS

 TRAMPANTOJOS 

Mi ventana enmarca un cielo espléndido, no así la vista, que oculto con unos visillos blancos. He oído a las golondrinas antes de verlas, saliendo de la cama para darles la bienvenida. Revolotean ajenas a los problemas humanos, que bastante tienen con adecentar sus nidos a tiempo para la primera puesta.

Ayer fui a IKEA para acondicionar el mío. Me gustan sus diseños, puedo pagar sus precios y no tengo que dar explicaciones si necesito devolver algo. A cambio debo recorrer todos los pasillos para encontrar lo que busco y en el camino cae en la cesta (cuya réplica venden también), alguna que otra cosilla “imprescindible” como más toallas o un juego de medidas para repostería. Sé que critican su política, pero esos mismos usan vaqueros contaminantes, teñidos en India por manos descarnadas, y beben la dulzona tisana americana para trasegar la hamburguesa. De no ser por esas cuatro letras amarillas, mis libros estarían aún en cajas, por serme prohibitiva la soñada biblioteca a medida. Mi casa tiene planta trapezoide irregular.

Compre una estantería, larga y estrecha, que nos llevó una hora montar, y a mí toda la tarde llenarla de libros rescatados. Los había tenido oreando una semana, de pie y entreabiertos sobre la cómoda, y mientras los limpiaba y restañaba heridas, deseaba que se volvieran piñones para comérmelos a puñados. 

Es entre ellos donde me reconozco. Nunca fui de pingonear, aparte no me acostumbro a “esto”. Respingo cuando oigo: “recordamos a los señores clientes que el uso de mascarillas es obligatorio”, dicho con voz de señorita megafónica, mientras piso los adhesivos, ya despellejados, que marcan en el suelo la distancia de inseguridad. 

Varias conocidas mías se han hecho poner pestañas postizas permanentes, para que sus ojos parezcan más grandes, ahora que no pueden lucir el abullonado de labios. Una pequeña fortuna que a mí me escandaliza, no por cicatera, sino por considérala absurda. Por contra, no entienden mi dispendio en papel ya escrito o en alimentar bichos callejeros. 

El sol ya solo me gusta si me acaricia las piernas; le doy un cachete si se atreve a subir, ya no lo aguanto si espejea en mis ojos.

Será porque mis pestañas son las de serie, que no está una ya para trampantojos.

D. W

*Pingonear= buscar cualquier excusa para no estar en casa.

 


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