TERMINAMOS
Hace 366 días escribía en mi blog que cada año a empezar es una bolsa de frutos secos surtidos, que no sabes si te va a tocar un garbanzo tostado o un palitroque que te joda un empaste.
Pues este ha sido el bisiesto de la bolsa mala.
Hoy brindaré con champán, porque su nombre suena a locas burbujas cosquilleando la boca mientras que al decir “cava” visualizo una “fosa”, cosas mías. Este año nefasto para la Humanidad fue piadoso conmigo a pesar de traerme amarguras que me enmudecieron varias semanas. Recordaré 2020 como el año en que salió a la luz la Dela escondida, a contracorriente del Confinamiento. No es cierto que cuando tocas fondo solo queda opción de nadar hacia arriba; aún puedes seguir enterrándote en el lodo como un gusano, hasta llegar al mismo infierno.
“La buena suerte” acudió a mi socorro en forma de cometas esplendorosos llamados Rosa Montero y Maru San Martín, y no solo por ganar un concurso literario que permitirá a uno de mis cuentos vivir por siempre jamas en una Antología, sino por haber conocido a personas extraordinarias que usan las letras como dulcísima arma para embellecer el mundo.
Dar la bienvenida al veintiuno quiere decir que seguimos aquí a pesar del veinte o gracias a él, y será por algo.
Valiente inyección de Humildad nos ha suministrado.
D. W
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