ROUGE
Me he pintado los labios de rojo guinda a sabiendas que nadie los verá, ocultos tras la mascarilla; pero yo lo sé y basta.
Ayer me parecía desperdicio colorearlos pero hoy no.
Esta mañana me enfrenté al espejo de aumento y con el perfilador seguí las curvas de mi boca sin salirme. Luego hice rotar lentamente el cilindro disfrutando la salida del inofensivo, que no inocente, misil de color.
La pintura huele y sabe rica. La extiendo dentro de la marca del lápiz uniendo mis labios en un fugaz beso a mi misma.
Muerdo un kleenex como mordería el pie de un bebé y compruebo que el resultado es perfecto. Queda un redondel asombrado en medio de la blancura del tisú por si hiciera falta identificar mi ADN.
Soy la YO verdadera con rouge y rímel.
La otra, la que sólo usa bálsamo labial, es una impostora.
D. W
*Publicado por la revista “El Observador”
Hable de lo que hable cada relato, siempre es el más bello
ResponderEliminarGracias, Victoria. Escribo sencillamente, todas las letras salen del corazón,
ResponderEliminarUn beso.