viernes, 6 de noviembre de 2020

ESTO ES HALLOWEEN

 ESTO ES HALLOWEEN

Cada víspera de Todos Los Santos esperaba impaciente las traviesas turbas infantiles que llamaban a su puerta nada más anochecido. Le encantaba ceder al dulce chantaje, ver como se iluminaban las caritas pintarrajeadas de monstruos de pacotilla.

Se creía una Reina Maga de octubre.

A cada timbrazo tomaba la bandeja de golosinas y bajaba hasta la verja en dos zancadas de sus largas piernas, calmando a la adorable hueste con la promesa de que habría para todos, dejando en cada manita un puñado de arañas de azúcar y gusanos de regaliz.

Ya era tarde y no esperaba que nadie más llegara cuando sintió zarandear la cancela, pocos caramelos quedaban pero bajó para dar aunque fuese uno a cada pedigüeño.

Se paró en seco escamada al encontrarse una figura oscura, como de criatura de ocho años, oculta por una capa con la capucha adelantada sobre el rostro. Se preguntaba porque no había ningún adulto al lado cuando una inverosímil voz de barítono salió del disfraz:

—Truco o trato.

—Trato, trato... -balbuceó nerviosa.

—No pido dulces, solo hablar contigo cara a cara.

Noto un rayo helado recorriéndole el espinazo, tiró los caramelos por encima de la verja, agradeciendo haberle echado la llave y volvió a subir.

Refugiada tras la puerta y con el corazón dolorosamente palpitante cerró los ojos como si así no oyera las piedrecitas golpeando la ventana. Iba a llamar al 091 cuando la voz varonil empezó a recitar los versos de Poe de donde ella había tomado su nickname.

“Pues la luna jamás brilla sin traerme sueños

de la preciosa Annabel Lee

Y las estrellas nunca saldrán, pero veo el brillo de los ojos

de la bella Annabel Lee”.

—¡Vete o llamo a la policía!, - le gritó deslizando diez centímetros la ventana corredera.

—¿Y qué les vas a decir, que hay alguien disfrazado en tu puerta, hoy que es Halloween?. No seas niña y escúchame.

—¿Qué quieres?

—Primero no asustarte

—Pues no lo has conseguido...- y cerró violentamente la hoja.

—¡Espera, soy Jonathan Swift!.

La ventana volvió a abrirse, “¿que has dicho?” susurró sin apenas resuello. Siendo verdad lo que oía estaba hablando con un amigo de face book que era, según su perfil, profesor de ciencias puras, amante de la literatura fantástica y del antiguo Egipto y con quien había mantenido virtualmente multitud de estimulantes debates; no es que lo hubiera imaginado de ninguna forma concreta pero... la persona que tenía delante mediría poco más de un metro; era, como él mismo se había definido, un enano. Elegir como avatar el nombre del autor de “Gulliver” tenía su retranca.

—Vale que la puesta en escena es friki pero no encontré mejor modo de abordarte en la vida real.

—Aléjate hasta la acera de enfrente y bajaré.

Solo cuando vio que lo hacía descendió lentamente los escalones. Al contraluz de la farola su figura se recortaba sobre la pared vecina ocultando cualquier rasgo.

—Hablemos. 

—Como ves soy enano, -empezó diciendo y se río- por si no te habías dado cuenta aunque el término correcto es acondroplásico. Mido un metro dieciocho centímetros, con alzas dentro del calzado algo más. Todo lo que ves en mi muro es cierto, doy clases de matemáticas en un colegio para “personas con distintas capacidades” por lo que allí mi “peculiaridad” no se tiene en cuenta. Llevo meses queriendo pedirte una cita, pero no me atreví, creía haber superado prejuicios pero vi que no...llegaba esta fecha y se me ocurrió esto. - Así hablaba mientras abría los brazos para mostrarse en su pequeñez, aturrullado; se notaba que eran palabras que llevaban prisioneras mucho tiempo. Pasaron tres ángeles antes de que decidiera pedirle que se acercara y descubriera. Él cruzó la calle y retirándose la capucha dejó ver unas facciones no mal dispuestas.

—Eres muy atractivo.

—No tengo apenas rasgos de enanismo en el rostro, es verdad pero no te sientas obligada a ser amable.

—Si me conoces sabrás que soy sincera.

—Y piadosa también, no quiero lástima sino amistad.

La mujer se acercó y quedaron muy cerca, separados por los barrotes de la cancela que dibujaban sombras en el rostro de ella; agachándose para adecuarse a su estatura le preguntó:       ¿Cuantos años tienes?

—Cuarenta y seis.

Ser rubio le hacía parecer más joven pero en el extremo de sus ojos grises se leían las primeras arrugas que inauguran la madurez.

—¿Por qué yo?.

—¿Por qué tú no?, eres una magnífica conversadora y creo que yo te doy bien la réplica.

Cierto era que no solía subir fotos de sí misma, si acaso alguna con grupos de amigos, así que su apariencia no podía ser lo que lo había llevado hasta allí.

—¿Cómo supiste mi dirección?.

—Pusiste una foto de la fachada de la casa cuando la compraste y la rastreé por google map.

—¡Coño, tío, eso es casi de psicópata!, - exclamó dando un respingo.

 —Lo siento, pero comprende mi posición. O te pongo en un comentario, como quien no quiere la cosa, “oye, ¿te he dicho ya  que soy enano?” o quedamos directamente y te llevas la sorpresa. Así será una anécdota que contar y si no te parece oportuno que salgamos fingiremos que nunca pasó; esta noche es propia para recibir calabazas.

Ella sonrió, más relajada.

—Perdona por haberte bombardeado con caramelos. 

—No te preocupes, cosas peores me han tirado.

La mujer sintió un ramalazo de pena pero recordó que debía tener los pies en la tierra, no cumplía una cuarenta años sin volverse recelosa.

—Déjame pensarlo, no salgo con cualquiera y debo asimilar que “tú” eres “él”.

—Si, comprendo. 

—Voy a subir que es muy tarde. Buenas noches Jonathan... espera ¿como te llamas de verdad?.

—Ramón, fíjate que prosaico.

Ella río, “yo, Angustias, te gano”.

—Buenas noches, Angustias.

—Que duermas bien, Ramón.

El hombre se quitó la capa y la echó sobre su bracito, le quedaba tan larga que tuvo que hacer cuatro dobleces para no arrastrarla. 

Entonces la sorprendió observando las maniobras con ojos incómodos.

Ambos supieron que siempre les quedaría Messenger.

D. W

*Ilustración de Guillermo Pérez Villalta, para el libro “Los viajes de Gulliver”.

Publicado en “El Observador” el 30 de octubre de 2020.




 

 

 

 

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