LA NIÑA QUE PONÍA PUNTOS A LAS ÍES
Resulta que la minifalda, Mafalda y yo compartimos año de nacimiento; también se estrenó por aquel entonces la película de Disney “Mary Poppins”, 1964 debió ser un año muy ajetreado.
Pasamos largamente nuestro medio siglo de vida y tengo que reconocer que la peor parada de las cuatro he sido yo.
A Quino, el creador de la niña contestataria, no le gustaba que le preguntaran por cómo sería ella de cincuentona y se enfadaba risueñamente, “¿que decís, loco?, si es solo un dibujito”. La gente le replicaba, “¿un dibujito?, por Dios, ¡si a mí me ha acompañado toda la vida!”.
Mafalda, que nació por un encargo de una fábrica de electrodomésticos para publicitar sus productos, solo vivió hasta 1973 porque casi pone en riesgo la vida de su padre. “Aquel año, tras el golpe de Chile, la situación latinoamericana se puso muy sangrienta y ella no podía dejar de hablar de lo que estaba pasando, y si lo hacía, me tenía que ir de Argentina, cosa que me ocurrió meses después” explicó el dibujante.
Escogió a una nena porque le pareció que abanderaba muy bien el feminismo poniendo en cuestión la educación empeñada en predicar ser buenas y obedientes con la cruel realidad de violencia y desigualdades. La hipocresía de los adultos vista con escándalo y restregada sin pudor por una niña de seis años, sin resultar jamás repelente.
Quino falleció un día después del cumpleaños de su criatura, parece que esperó para no empañarle el momento.
Yo sí puedo imaginar una Mafalda de 56 años, activista de todo, asidua a manifas y concentraciones. Con el pelo negro quizás azulado o morado, vistiendo camisetas reivindicativas apropiadas a cada ocasión. Y tenis (yo aún uso esa palabra para referirme a zapatillas deportivas). Seguirá sin gustarle la sopa y preferirá lo bio, lo eco y lo verde en los platos de todos y cada uno de los habitantes del planeta.
Hoy vestiría de oscuro y diría unas palabras para despedir a quien tan bien la engendró, tal vez estas: “Gracias, papá, por enseñarme a hablar así, por hacerme eternamente niña y sincera. Seguiré siendo la voz de tantas.
Descansa en Paz”.
D. W
*En mi álbum de recuerdos gratos guardo esta entrevista de 2014, medio siglo es más de media vida.
Primero de octubre de 2020.
Mi colega favorita, la odiadora, como yo de sopas y de convencionalismos se ha quedado huérfana o quizás muda. Difícil será callar la, porque los cómics de Quino son eternos y estarán eternamente accesibles por el amor de miles de seguidores, a los que Mafalda hizo pensar y reír. Que la tierra te sea leve, Quino querido
ResponderEliminarSeguramente todas seríamos otras si no hubiera existido Mafalda.
EliminarUn gran homenaje al padre de Mafalda, quien ya sólo crecerá en nuestra imaginación. Me gustó saber que sus origenes eran malagueños.
ResponderEliminarY de la Preciosa Fuengirola, Quino decía que en su casa se hablaba andaluz y confesó sentirse por igual argentino y español. Tenía doble nacionalidad desde que recibió el premio Principe de Asturias, en 1990. Aunque los genios son “ciudadanos del mundo”.
ResponderEliminar