ESCAPARSE
Embrollado anda el mundo y todos con él. Una microscópica criatura nos ha puesto en jaque, vaya cura de humildad para tanta humana prepotencia. La piedra en la charca de purines.
Quisiera huir pero aunque sospecho que aún existen paraísos ya no están a nuestro alcance, así que busco puntales para estos tiempos de peste.
Encontré a principios de verano esta ilustración y desde entonces hago inmersiones en ella. Soy yo la que lee descalza en esa terraza blanqueada. Siento caliente y rugosa la porla bajo mis pies, el canto del mar y una débil brisa que apenas se atreve con mi pelo.
Bajo la parra ubérrima que agujerea la luz me regalo con sus frutos. La silla de mi acompañante está vacía, quizá duerme en la casa con los gatos olvidando que sus gafas se emborrachan de sol.
Un lagarto verde jade se atreve a criticar mi pedicura de camino a la higuera donde se hartara de almorzar mosquitos, evitando que me piquen.
Medran al sol las chumberas engreídas, gestando ternura bajo lanugos punzantes.
Cuando el vestido tachonado de claridad se pegue a mi piel tomaré una ducha, atemperándome para sumergirme en el mar. El collar de corales, encontrado en el gavetín de la vetusta cómoda, será talismán contra ahogamiento y mal de ojo.
Otros libros me esperan sobre la mesa pero debo salir ya.
Fuera está la intragable realidad tras la pulcra mascarilla: trabajos explotadores, desprecio al débil, diferente o de otra especie y el continuo maltrato al planeta bajo la obscena desidia de los líderes.
Es fantástico vivir entre los trazos de un cómic.
A salvo de una misma.
D. W (agosto 2020)
Ilustración: “CALMA”, de Vittorio Giardino.
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