lunes, 6 de julio de 2020

EL GATO DIOS DE LAS CINCO PATAS

UN GATO/DIOS DE CINCO PATAS
Los sumerios, pueblo cuya procedencia es incierta, ya habitaban las planicies entre las sagradas aguas del Tigris y el Éufrates 3.500 años a. C. poseyendo una vasta cultura llegada a nosotros gracias a su escritura cuneiforme, probablemente anterior a los jeroglíficos.
A ellos debemos la invención de la rueda, las construcciones con arcos y ladrillos de adobe (que daban frescor a sus casas), el sistema sexagésimal, las leyes escritas, la medicina y las urbes.
Eran también sabedores de la importancia de la educación, un acertijo sumerio reza: “¿cual es la casa en donde se entra ciego y se sale viendo?, la escuela”, era la respuesta.
Entre sus dioses zoomorfos destacaban los gatos. Decoraban los  dormitorios con pinturas de un felino singular que se apoyaba en cinco patas, a mejor observación se deducía que la quinta no era extremidad sino miembro.
La representación del pene gatuno, descomunal y rotundo, servía para llamar a la fecundidad y potenciar la sexualidad en el lecho, extensible a la prosperidad en los negocios.
Tiene una que leer cosas que escuecen por arteras como que los cazadores se reúnen con la Dirección General de los Derechos de los Animales para proponerles que sea lícito matar a los gatos porque “acaban con todas las presas de los cotos” y algunos ecologistas verdemoho los respaldan. Hay que reconocer el mérito del animal careciendo de escopeta, es fácil culpar a quienes no se pueden costear abogados teniendo un lobby que les facilita su aniquilación por ser, según ellos, “alimañas que ponen en (grave) peligro su afición”.
Los grandes pueblos supieron honrar a una especie con la que convivimos desde hace más de 9.000 años, guardiana de nuestros silos. En la bárbara España los matan.
Tengo un dios/gato de cinco patas en mi escritorio.
Ojalá caiga su maldición de impotencia e infertilidad sobre quienes los dañen.
D. W.

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