jueves, 28 de mayo de 2020

SIN TÍTULO

CON TÍTULO
La señora marquesa de Casa Fuerte se cabreó porque la mentaron, y con su poco de recochineo, por su título. Fiel a su temperamento aristocrático reaccionó insultando miserablemente a su adversario llamándolo “hijo de terrorista”.
Luchar contra la dictadura de Franco (que para ella no fue tal) es cosa de proletarios subversivos, ni comparación con lo que (según ella también) hizo su ilustre progenitor, combatir junto a la resistencia francesa.
Todos en el hemiciclo parecen haber olvidado la máxima: “al contrario no se le vence insultándolo sino superándolo”.
Esta mujer, portavoz del PP, que afirma: “fui apátrida hasta los 18, argentina hasta los 24, franco- argentina hasta los 32 y desde entonces soy técnicamente hispano-franco-argentina”, consiguió la nacionalidad española en 2007, casualmente a tiempo para concurrir en las elecciones generales de 2008 en la circunscripción de Madrid, convirtiéndose en diputada de la IX legislatura.
Su nombre de pila, Cayetana, viene del gentilicio “caietanus”, de Caieta, ciudad situada al norte de Nápoles. Muy cosmopolita todo en su vida.
Ella, que posee tres nacionalidades, nacida en Madrid y criada entre Inglaterra y Buenos Aires ha declarado muchas veces: “Yo decidí ser española”. Es lo que tiene que le hayan dado una educación internacional, privilegiada, de derecha rancia y celestona: hace y dice lo que le sale de su concha, hiera o denigre a otro, sea verdad o mentira.
Es tan, tan española... que odia a los catalanes siendo una de las primera firmantes del manifiesto contra el nacionalismo catalán “Libres e Iguales”, dos palabras que en su boca pierden sentido.
A  Rajoy lo considera un blanducho y jamás perdonará a Manuela Carmena el trauma que causó a su hijita de seis años vistiendo a los reyes Magos de hippies.
Broncosa ya desde sus tiempos de tertuliana con Losantos en la santísima Cope y como periodista en “El mundo”, se erigió como adalid en la teoría de la conspiración del 11M. También se permite criticar a sus compañeros vascos llamándolos tibios.
Si los modos con sus “Iguales” son así puedo imaginar el trato a subalternos.
Aunque para quien nace en alta cuna todos lo somos.
D. W.
*Ilustro mi escrito con un “Estudio de cabeza” de Modigliani, pintor que dotaba a sus modelos con cuellos infinitos.


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