martes, 26 de mayo de 2020

GAMBERRADA

GAMBERRADA
“Anoche decidí tomarme la justicia por mi mano. Ya está bien de tragarme reguetones hasta las tantas de la noche, de ruido de motos desbocás a la hora de la siesta y de carbonizá sardinas llenándome el patio de peste. Llevo dos meses encerrá porque lo dice la gente que sale en la tele y ni abrí las ventanas puedo.
A eso de la medianoche aún estaban dando la murga. Salí a la terraza, me pegue lo que pude a la barandilla y escondiéndome detrás de las pilitras que están mú hermosas me puse a toser.
Para que se oyera más me hice un megáfono con el catálogo del LIDL. También simulé gargajos con un pompero. Yo es que no sé escupir profesionalmente, no soy furbolista.
Poco a poco se empezaron a encender las luces y alzar los visillos tratando de localizar al “infectado”.
Entonces saqué el tarrillo de pimienta blanca molía y lo aspiré como si fueran sales para el vahído.
Estornudé como una loca, tanto que me dio hipo. Para entonces ya tenía escamada a toda la vecindad.
De balcón a balcón se espiaban, como cuando salen a aplaudir pero sin esa guasa, oye, con la cara más larga que un confinamiento.
Yo lo pasé requetebién.
Hubo quien dijo: “¡Que poco civismo, si tiene síntomas que avise y la metan en el arca de Noé!”, supongo que se referirá al  crucero ese que no dejaron atracar en ningún puerto, y por ahí seguirá como el holandé errante...
Tengo unos vecinos mú lindos. Esta mañana me echaron un cartelón por debajo la puerta escrito con retuladó gordo.
    SI ESTÁ CONTAGIADA SU OBLIGACIÓN ES COMUNICARLO
                             O LLAMAMOS A LA POLICÍA.
Pues eso mismo hará servidora y sin mala conciencia. Cada vez que den por culo o incumplan llamaré yo, que para eso tengo el medallón de asistencia siempre colgáo y un móvil de números grandes y pre marcáos.
Que tengo 90 años y me he chupao una guerra, la dictadura y tó los años la derrota en Eurovisión menos cuando fueron la Massié y la Salomé.
Y ya no trago má.
Palabra de cuarta edad”.
D. W.
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 22 de mayo de 2020.


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