miércoles, 1 de abril de 2020

SIN PAR

SIN PAR
Una mano piadosa lo dejó sobre un semáforo poniéndolo a salvo de patadas y dientecillos caninos.
Allí subido parecía otear el horizonte buscando a su dueña aunque realmente a quien echaba de menos era a su asimétrico hermano gemelo.
Un zapato solitario no sirve para nada, ni siquiera un cojo se libra de comprar el par.
Recuerda lo contentos que iban el día que la chiquilla los estrenó a pesar que tuvieron que aguantar algún pisotón de novatada, algo de lo que no los habían prevenido en la fábrica.
Nacieron muy lejos, cosidos por grandes máquinas y manos de piel más oscura que las de su amita. Luego los metieron en una caja, unidos por un cordón de plástico. El siguiente recuerdo es contener un piececito con calcetín estampado de gatos. 
Después el desastre. “Mi dueña jugueteaba en la sillita de paseo mientras mamá parloteaba sin parar, sin darse cuenta que la nena me había descalzado. Se entretuvo metiendo la manita en mi horma, haciéndome cosquillas. ¡Como nos reímos las dos!.
Pero empezó a caer agua del cielo y mamá echó la capota empujando el carrito a toda velocidad, en algún momento me escurrí y acabé sobre el asfalto.
Y esa es mi historia. Desde entonces he visto desfilar muchas noches y muchos días pero a muy pocos humanos y coches, no se que pasará.
El sol se esta comiendo mi precioso tono rojo. Hasta las grandes banderas colgadas de los balcones se descoloren cuando las ponen cara a él. 
Temo lo peor cada vez que pasa por mi lado el hombre de la escoba. Si al menos donde me lleve encontrase a mi compañero...
Mañana, mañana vendrá mi ama a por mí, estoy seguro”.
D. W. 
*Lamia Leopardo: reto aceptado, no sé si buena pero aquí está la historia. 


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