martes, 14 de abril de 2020

MORIR SIN QUERER

MORIR SIN QUERER
Dicen quienes han estado en guerras que cuando un soldado es herido de muerte llama a su madre, no en vano la palabra suena semejante en la mayoría de las lenguas. Quizá en las dos sílabas de “mamá” encierre a todos los seres queridos que deja.
Leo que una médico de 28 años ha muerto contagiada por el maldito virus que nos ronda, sus últimas palabras las dirigió a su madre a través de un móvil, antes de ser intubada: “Tengo miedo de morirme, mamá”. No viene la respuesta en el artículo pero es de suponer la contestación: “no digas eso, cariño, estás en buenas manos, nada te va a pasar”.
Al día siguiente falleció.
Deseo que sus últimas horas estuviera sedada y pasara de un sueño a otro sin transición. 
De entre todos “los caídos” la destaco por haber muerto tan joven y cumpliendo el juramento hecho a su profesión. 
Llevo varias noches soñando con ella, la veo sonriendo como en la fotografía publicada y a la vez llorando porque, me dice: “yo me he muerto sin quererlo”.
Y me tengo que levantar porque creo ver en su rostro las facciones de los que amo.
La Parca es una arpía que se lleva a niños y jóvenes solo para demostrar que puede hacerlo.
Me llegan noticias de personas, conocidas y anónimas, que se pasan la cuarentena por la entrepierna, demostrando un total desprecio por el prójimo. Son unos cracks, la puta hostia de listos.
Gente como esa han matado a Sara y a miles de criaturas más.
De la trinchera del confinamiento se sale. Del ataúd no. 
Tomemos conciencia.
D. W.     (M 15A 2020).



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