martes, 7 de abril de 2020

ARDIENTE FE

ARDIENTE FE 
Jueves Santo en Málaga. Calle Mármoles hierve de pueblo anheloso por ver a su virgen de Zamarilla. 
El Joaqui tiene dieciséis años y quiere pedirles moco de vela a los nazarenos, comer limones cascarúos y adelantar los tronos para verlos doblar esquinas. 
De toda diversión se ve privado al tener que acompañar a su tía, ciega por su vejez y porfiada en que salir de promesa tras la Señora le devolverá la vista
Además debe alargarle el bocadillo a su primo que es hombre de trono y necesita combustible. Un planazo.
Mientras, sus colegas se la pasan requebrando a las mantillas, que se muerden los labios para no reírse.
El hermano mayor las ha aleccionado:
_”Aquí toas serias, que esto é cosa bien formá”. 
Van en batería de a seis con las bonitas en el centro, las cardos a los lados protegiéndoles la virtud. Hay maridos celosos que piden ex profeso que su costilla vaya custodiá, siguiéndolas todo el recorrido por si algún malaje se mete con ellas. 
A todo esto es ajeno el Joaqui atarragando del brazo a su tía a la que el empedrao en pie de media le hace andar como un pato. Se le ha antojado además llevar velita para dar más fuerza a su petición.
_”Tú tendrá cuenta de que no se la meta por el sentío a naide, ¿verdá, ío?”.
Asentía el muchacho, por aquellos entonces se acataba toda orden de los mayores.
La tita iba rezando y el Joaqui más aburrío que un mono pero al liquindoi cuando la vela se acercaba demasiado a la de enfrente,  que resultó ser una jamona tocada con velillo. 
Llegó el momento convenido para dar el refrigerio al primo, 
_”Tita, apague osté la vela mientra voy a darle er bocaillo ar Pepe”.
_”Ni hablá, se tiene que consumí de una vé que si no no sirve”.
_”¡A vé si vamo a tené un sentí!”.
_Anda niño, vete liero, que la santísima nos protege”.
Obediente hizo lo que le mandaban. 
_”¿Pero como lah dejáo sola?”, se espantó el Pepe trasegando un cacho jamón demasiado largo.
A esto se oye un revuelo:
_”¡Corre Joaqui por tuh muehto, a vé si é ella”.
En un achuchón la vela había prendido el velillo de la otra penitenta, que en segundos se hizo ascua de luz.
Las prójimas lo apagaron a golpes de rebeca.
Quedó la pobre tirada en el suelo, más dolorida que chamuscá. 
_”¡A quien ze le ocurre darle candela a una ciega!”.
La aludida, con los blancos ojos asombrados llamaba a su sobrino. No le hacía falta ver, el pitote y el olor a moño quemáo la habían puesto al tanto.
_”Venga tita vamono, la Vinge ya ha visto su voluntá”.
_”¡Si, la de dejarme carva, so ia de lagranputa!” gritó la víctima.
Nunca supo el Joaqui como su tita pudo correr tanto.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 3 de abril de 2020. 
Fotografía propia de al autora del texto. 


2 comentarios:

  1. Lo leo lento sin chamuscarme.
    Interesante diálogo andaluz.
    Saludos

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  2. Jajaja, mejor así que con las peluquerías cerradas es complicado arreglar el desbarajuste.
    Saludos para ti 🦋

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