TOS -TOS
Escupir a una persona es símbolo del más absoluto desprecio, no hay vocablo más ofensivo que un gargajo lanzado al rostro.
Las palabras hieren pero raramente matan.
En tiempos de cólera la saliva se ha vuelto arma mortal, la frase altanera de “a mi no me tose usté” cobra hoy nueva y dramática acepción.
Un señor apellidado Coma i Roura incitaba desde el púlpito donde lo ha elevado el nacionalismo más feroz a “abrazar al ejército y toserles a la cara. Así igual se van y no vuelven más”.
Lo puso en un tuit que luego borró.
Pongo en conocimiento que tales fuerzas estaban en “su tierra” para llevar labores de contención de la pandemia, desinfectando el aeropuerto de El Prat y el puerto de Barcelona.
“Amor, dinero y tos descubren a su poseedor”, en este caso define al individuo mezquino, capaz de morder la mano tendida aunque así mismo se hunda con ella.
Una mujer, arrestada después de una reyerta familiar, ha escupido a siete guardias civiles e incluso a su propio abogado, el que la suerte le asignó por oficio haciéndolo dejar su cuarentena para asistirla.
Ahora todos ellos temen están infectados pues la individua ha dado positivo en el test del corona virus.
Una vergüenza pertenecer a la misma especie que esos especímenes. Habría que ponerlos en su sitio a base de reducirles humos y cartera, en caso de insolvencia podrían pagar pasando un año limpiando esputos de pacientes oncológicos
traqueostomizados.
Sería una experiencia bien didáctica.
Lo cachondo es que esta gentuza, además de cobarde e incívica es imbécil.
Escupen al cielo y en su iracunda cara les cae.
D. W. ( M 24 Mr 2020).
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