CUARESMENTENA
Pocos siguen ya el cumplimiento de la Cuaresma, esos días posteriores al Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo en los que la Iglesia ordena ayuno de carne los viernes y abstinencia de goces sexuales.
Se cuenta que los frailes, bajo la premisa de “no alimentarse con animal que no saliera del agua” tiraban cerdos al río sacándolos a continuación para así cumplir el precepto.
En cuanto al segundo mandato... viagra, lubricantes y condones se venden en toda época.
Este 2020 no desmiente al refranero que asegura: “año bisiesto, año siniestro”. He sabido de gente supersticiosa que ha adelantado o atrasado su boda para no coincidir con él y burlar la desgracia. Con este acertaron.
Quedará para la historia el año que pasamos todos una rara Cuaresmentena en la que el acopio de carne hecho por las familias no tiene precedente.
Hay quien tiene colgados de la lámpara dos jamones y ha comprado un arcón frigorífico poniéndolo entre el pasillo y el cuarto del niño. No se puede pasar más que metiendo barriga pero el “porsi” queda a salvo.
En lo que me toca, al no comer animales, mis problemas de abastecimiento son menores. Mientras en los comercios se ven asoladas las carnicerías los estantes de los productos vegetales están repletos.
Se respetan, desgraciadamente, tofu, brócolis y alcachofas.
Habiendo garbanzos, aceite y harina nadie muere de hambre.
Por cierto las pipas de girasol están arrambladas, no mantendrán pero entretienen y relajan.
Esta cuaresmentena no es para mi gravosa, siempre he sido de interiores, incluso en los museos paso ligera ante los paisajes buscando lo sutilmente iluminado por artificio.
Me subyuga el artista que domestica la luz, transformándola en pigmentos, para definir sentimientos en espacios cautivos.
Disfrutemos de lo privado e íntimo.
Descubriremos que dormimos cada noche con un gran ignoto:
Nosotros mismos.
D. W.
*”Mujer leyendo a la luz de una vela” Peter Listed.
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