BLAS INFANTE
Breve nombre para gran personalidad.
Me ciño a escribir sobre su sentir humanamente animalista.
“El hombre cruel con los animales lo será también con los mismos hombres. La crueldad es siempre una cosa misma, aún cuando cambie su objeto”, reza la IX norma de sus “Mandamientos de Dios en favor de los animales”.
Dejó escrita para los niños que entonces gustaban de usar el tirachinas para abatir aves “La plegaria de los pájaros”, explicándoles dulcemente por qué no deben hacerlo.
En los años veinte se colocaron azulejos con esa oración en la puerta de los colegios. Hoy día debiendo estar en todos los centros de enseñanza solo se conserva en seis.
Se postula antitaurino en el poema “Sobre el toro de lidia” y ominosa fue su muerte como la del bravo en la plaza, fusilado en una cuneta en agosto del 36, sin juicio ni sentencia, junto a otros dos detenidos.
Cuatro años después de matarlo el Tribunal de Responsabilidades Políticas lo condenó a muerte por: “...formar parte de una candidatura revolucionaria y significarse como propagandista de un partido regionalista andaluz”.
Impusieron una multa a su familia tras el asesinato infame y la sentencia surrealista.
A los acaparadores no convenía su justa idea de que los recursos del Planeta son propiedad de la humanidad siendo todos responsables de cuidarlo. La propiedad privada es respetable, los bienes de la Naturaleza son herencia en condominio.
Temo que su mensaje haya quedado reducido a un día de fiesta en el que colegios y peñas hacen un almuerzo típico andaluz.
Blas Infante quiso desterrar de Andalucía crueles tradiciones que la embrutecen porque la amaba y la quería LIBRE E INSTRUIDA.
Cuando el humano aprenda a respetar animales y entorno...
Lo demás vendrá por añadidura.
Dela Uvedoble
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el lunes 2 de marzo de 2020.
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