martes, 31 de marzo de 2020

AMANTES DE PAPEL

AMANTES DE PAPEL 
Anoche se acostó con un libro.
Cambió las sábanas para agasajarlo, el olor a jabón de Marsella macerado en cómoda tomaba un buqué dulzón que inducía a replegarse.
La noche era blanquecina. Una excedida luna en ascuas se burlaba de los terrícolas que se deslumbraban al mirarla.
La luna ríe hacia dentro como si leyera. Su risa es incisiva, capaz de provocar partos, remover instintos y volver licántropos a los que beben en charcos que la reflejan.
Sueña que tiene examen. Alguien sin rostro le invita a subir a un taxi pero está en pijama en medio de unos grandes almacenes y dos señoras le regañan porque acaban de fregar.
Sus huellas son rojas como de haber hollado sangre. 
Despoja de ropa a los maniquíes y se viste con ella. Corre en pos de un tren tomándolo como en las películas, al vuelo.
En el trayecto se da cuenta que no ha estudiado ni sabe a qué prueba va a enfrentarse.
El aula es un plató de televisión y van a retransmitir en directo. Aunque las preguntas son absurdas las contesta lúcidamente.
Como calificaciones le dan un puñado de canicas que guarda en los bolsillos pero caen por un agujero estrellándose ruidosamente contra el suelo.
Despierta. El calorcito de la cama es tan dulce en la madrugada como los brazos del amante. La brega en sueños debería contar como cotización en la Seguridad Social.
Quienes pernoctan con libros amanecen soñados.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 20 de marzo de 2020.


lunes, 30 de marzo de 2020

CAMBALACHE HORARIO

CAMBALACHE HORARIO 
Boquea marzo y en sus estertores se venga cambiando la hora, haciéndonos correr locas por la casa contradiciendo a todos los relojes como si fueran ellos los equivocados.
Hace años me compré uno de muñeca con unos números enormes, propio de cegatas. Para qué hurgar en las entrañas del bolso buscando el móvil si elevando un poco el brazo obtengo la información. .
Es negro, de goma o material parecido y me esta grande pues tengo la muñeca como una niña de ocho años.
Me abrocha la esclavita de la comunión pese a ser femeninamente carnosa en los demás puntos anatómicos.
Por supuesto no le cambio NUNCA la hora aunque eso me condene a hacer cálculos seis meses al año.
Ayer subí tarde a aplaudir, me confundió la luz no extinta. Alguien me saludó, no nos veíamos las caras desde hacía dos semanas.
Me sentí diva y publico a la vez tras acabar la función y encenderse las lámparas.
Lo triste es que aún nos quedan demasiados bises.
En mi época los ardores juveniles sufrían mucho el cambio de hora, la oscuridad propiciaba las caricias más atrevidas y en verano parecía no anochecer nunca.
Esto me recuerda un viejo chiste:
El guarda del parque sorprende a una pareja comiéndose a besos amparada por las sombras.
_”Señores, el calentón les va a salir por 25 ptas”.
El novio sin inmutarse ni dejar de acariciar a la muchacha le contesta:
_”Pos vaya usté contando y al llegar a los 40 duros nos avisa”.
Ansío poder dar besos de noche o de día sin que este virus nos saque el talonario de multas. 
No quiero verle el forro vital a la cartera.
D. W. 


sábado, 28 de marzo de 2020

RARO DOMINGO

RARO DOMINGO
Dicen que “mujer refranera, mujer puñetera”. 
Mi suegra es una antología andante de estas frases populares, de hecho solo se expresa a través de ellos.
“No hay domingo sin sol ni mocita sin amor”, repite cada séptimo día de la semana aunque caían chuzos de punta. 
Pasa la cuarentena con nosotros, su hija no estaba tranquila dejándola sola. La ha puesto en el cuarto del niño, que ha pasado al sofá. Como es más alto que yo y le cuelgan las piernas decidimos que volviera a su cama, la abuela con mi mujer y servidor... al sofá.
Pero resulta que Bo, la mastina, estaba acostumbrada a enroscarse en él y al final, después de pelearme con ella las dos primeras noches he terminado por dormir en su colchoneta.
Amanezco hecho un ocho de croché.
“Agua que no has de beber déjala correr” me espeta mi mamá política al verme llenar un vaso. La miró estupefacto y me dice: “el que calla otorga” y se va chancleteando.
Con esto del virus no me atrevo a ir por churros pero deciden que los traiga de camino que saco a Bo y compro los seis molletes de Antequera. Alega mi suegra que “las penas con pan son menos”.
Bo trota ajena a todo,  remoloneando.
Me suena el wasaps: “Vísteme despacio que tengo prisa’ es el enigmático mensaje. Tiro de la perra y compro lo mandado. De vuelta a casa le da por cagarse, tiene suelta la barriga y la lía bien parda. Cargado con tanta miga y su correa no tengo manos bastantes para vaciar la botella y al agacharme se me caen dos molletes en la pringá. 
“”¡Ezquerozo!” me increpa una señora con pasamontañas, la barra de viena como salvoconducto . Y yo allí con cara de idiota y los guantes emborrizáos en mierda.
Llegamos arriba con la lengua fuera, me siento en el sofá pero Bo me echa.
“Las cosas claras y el chocolate espeso” sentencia mi suegra. A mi la espesura me recuerda la plasta acabada de quitar y no desayuno.
Se lanzan como palomas voraces sobre el botín y a poco no queda ni un tejeringo. 
Me arrellano en un sillón y meto la nariz en el móvil.
“De fuera vendrán que de tu casa te echarán”, mascullo.
Esta vez soy yo el puñetero refranero.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 27 de marzo de 2020. 

NUESTRO DANI

NUESTRO DANI
Si visitáis la Protectora de Animales de Málaga en jornada de puertas abiertas un voluntario os acompañará por el recinto.
A a derecha hay una explanada donde se yergue un árbol cuajado de nidos. En su alcorque unos modestos azulejos rezan: Plaza de Dani Rovira.
Nos llega la noticia de su enfermedad, él mismo la difunde sin aspavientos, tal como ha hecho siempre con todo en su vida.
Sus generosas donaciones a santuarios y asociaciones que trabajan por el bienestar animal han trascendido solo porque los propios beneficiarios lo han hecho saber.
Es tan profundo el amor que Dani siente por todas las criaturas que decidió no volver a comerlas. 
Nunca se olvidó de sus compañeros de especie, lo digo antes de que alguien saque el tema.
La recaudación de sus actuaciones navideñas en el teatro Alameda se las dedicaba íntegras a los niños desfavorecidos, proponiendo además a los espectadores llevar juguetes. 
Ahora es él quien necesita fuerzas. Todos los animalistas y la gente de buen corazón se las mandamos, aunque algún patriotero de pulsera lo odie por atreverse a decir que se avergüenza de un país donde la tortura se tiene como cultura. Olé sus cojones.
Saldremos de esta, compañero. Volverás a contar chistes, a presentar los Goyas y lo que te echen.
Porque personas como tú son imprescindibles y miles de corazones peludos te esperan. 
D. W. 

jueves, 26 de marzo de 2020

CHIVATOS

CHIVATOS 
Si no habéis visto la película “La vida de los otros” ahora es el momento.  No voy a destriparla pero os diré que la escena del ascensor entre el gris protagonista y un chiquillo es deslumbradora.
Este marzo ventoso trae un estado de alerta que nos compromete a arrimar el hombro sin excepción, en la parte del varal que se avenga a cada talla.
Debemos tener claro que somos eslabones de una cadena tan frágil como lo sea el más débil.
Paradójicamente la unión debe ser en la distancia, se nos pide  paciencia para soportar el confinamiento, único modo de aplanar   la curva de infectados ya que no existe, de momento, vacuna.
Pueden resultarnos férreas las condiciones, solo se nos permite ir a por víveres y medicinas, pasear al perruno compañero y asistir a desvalidos acreditando su necesidad así que demasiadas veces las emociones desbordarán, no somos robots.
El miedo crece abonado por la incertidumbre convirtiendo a muchos en fiscal acusador.
Puede que quien veamos cruzar la calle vuelva con la espalda rota de currar en lo que a los demás nos mantiene vivos o que un  motivo de peso le obligue a salir.
Denunciemos el incivismo y la picaresca que nos puede hundir a todos pero asegurémonos antes de lanzar la piedra no sea que hiera a un inocente.
No somos espías haciendo méritos, las manos no están para tenderlas al cuello. Recordad el dicho:
“¿Quien es tu pariente?, 
el vecino de enfrente”. 
D. W.    (J 26 Mr 2020)

miércoles, 25 de marzo de 2020

SAÑA

SAÑA
Acaba de caer un chaparrón inmisericorde. De esos que vuelven pulpa los techos de cartón y empapan los chaquetones hasta hacerlos grávidos.
Para muchos la lluvia no es romántica. 
Me revuelvo en la cama las noches de tormenta, voy descalza y alocada del patio a la terraza, hipnotizada viendo el agua salir del canalón con espasmos de arteria seccionada.
Rememoro un cuento de “Las mil y una noches”.
“Un zapatero casó a la mayor de sus hijas con un labrador y dio la mano de la pequeña a un alfarero.
Pasado un tiempo fue a visitarlas.
_”¿Como te va, hija?”, preguntó a la labradora.
_”Muy bien padre, me diste buen esposo. Solo te pido que reces para que llueva y nuestro campo dé frutos”.
_”Así lo haré, quedad con Dios”
Cuando visitó a la otra inquirió lo mismo, la respuesta de la muchacha fue esta:
_”Estoy contenta padre, elegiste excelente marido. Solo te suplico una cosa, que pidas en tus plegarias que no llueva para que las vasijas se sequen al sol”.
El hombre calló, dio las bendiciones y marchó a su casa entristecido, sin saber por cuál rogar porque la suerte de una era la desgracia de otra, optando por dejarlo en manos de Dios.
Y ayudar a la que saliera malparada”.
Siempre recuerdo este relato cuando llueve. 
Ya se inventó el horno para no temer al tiempo pero deben estar monopolizados.
Bajo el agua se deshacen los SinNada como vasijas sin cocer. 
Sigue lloviendo con saña.
D. W. 


martes, 24 de marzo de 2020

TOS-TOS

TOS -TOS
Escupir a una persona es símbolo del más absoluto desprecio, no hay vocablo más ofensivo que un gargajo lanzado al rostro.
Las palabras hieren pero raramente matan.
En tiempos de cólera la saliva se ha vuelto arma mortal, la frase altanera de “a mi no me tose usté” cobra hoy nueva y dramática acepción.
Un señor apellidado Coma i Roura incitaba desde el púlpito donde lo ha elevado el nacionalismo más feroz a “abrazar al ejército y toserles a la cara. Así igual se van y no vuelven más”. 
Lo puso en un tuit que luego borró. 
Pongo en conocimiento que tales fuerzas estaban en “su tierra” para llevar labores de contención de la pandemia, desinfectando el aeropuerto de El Prat y el puerto de Barcelona.
“Amor, dinero y tos descubren a su poseedor”, en este caso define al individuo mezquino, capaz de morder la mano tendida aunque así mismo se hunda con ella.
Una mujer, arrestada después de una reyerta familiar, ha escupido a siete guardias civiles e incluso a su propio abogado, el que la suerte le asignó por oficio haciéndolo dejar su cuarentena para asistirla.
Ahora todos ellos temen están infectados pues la individua ha dado positivo en el test del corona virus.
Una vergüenza pertenecer a la misma especie que esos especímenes. Habría que ponerlos en su sitio a base de reducirles humos y cartera, en caso de insolvencia podrían pagar pasando un año limpiando esputos de pacientes oncológicos 
traqueostomizados. 
Sería una experiencia bien didáctica.
Lo cachondo es que esta gentuza, además de cobarde e incívica  es imbécil.
Escupen al cielo y en su iracunda cara les cae.
D. W.  ( M 24 Mr 2020). 

domingo, 22 de marzo de 2020

EL TIRO POR LA CULATA

EL TIRO POR LA CULATA
Apareció en todos los buzones del barrio un sobre con el letrero de  “SE ALQUILA”. 
Contenía fotos de una mujer desnuda sobre un satinado edredón, los brazos alzados sujetándose la nuca con las manos, el viejo truco fotográfico que eleva los senos. 
En otras posaba de pie, bebiendo de una copa o mordiendo una manzana. En todas ataviada solo con su belleza, el blanco cuerpo subrayado por la negrura de la cabellera y el agreste pubis. 
Tras la primera sorpresa vino la bomba, era una vecina bien conocida por muchos en el sentido bíblico. Más de una esposa pidió explicaciones al marido estupefacto que juraba no haber intercambiado con ella más que los saludos que dicta la buena educación. 
Al comprobarse que todos habían recibido tan curiosa propaganda la cosa se serenó. Se decía que un amante, encabronado después de sacarle el jugo, le había devuelto la  jugarreta.
Hubo de soportar la interesada la risa malévola allá por donde iba pero segura de su belleza erguía su figura y se lo pasaba por el pepe, sobre todo la de aquellas a las que ganaba en lozanía. 
Si hubiesen sido tiempos de internet el asunto hubiera tomado peor cariz pero en época analógica la mayoría de esposas optó por romper las fotos para evitarles a sus maridos manolas a su  salud. O quisieran apagar el ardor en sus pilones sin ser ellas el fósforo. 
Y hete aquí que uno se lleva las fotos y las enseña. 
Y las ve quien no estaba previsto. 
En todo catálogo de ropa interior que se preciara no faltaba nuestra Mantis, esta vez medio vestida para vender las prendas que tan garbosamente anunciaba. 
Quien quiso hacerle daño le proporcionó trabajo y un buen capital que empleó para mudarse del inmundo barrio.
Cuentan que montó una Sauna de lujo pero nadie osa afirmarlo porque las mujeres preguntan, “¿y tú cómo lo sabes?”.
En ciertas cuestiones es mejor hacerse el tonto.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 20 de marzo de 2020.

sábado, 21 de marzo de 2020

SALUD Y LIBERTAD

SALUD Y LIBERTAD 
Así saludan los buenos.
Hemos aprendido volando que son los bienes más preciados al privarnos de la segunda para salvaguardar la primera.
En un encierro cumplido en aras del bien común lo que más duele no es el hecho de no salir sino no poder hacerlo.
Gracias que el sol aparece y mete su mano por la ventana para esparcir alegría. 
Cada cual, da igual que pase por esto solo o acompañado, se está mirando al espejo y puede que vea lo que nunca se paro a mirar, que no somos “naide”. Un ser nanométrico nos ha bajado del pedestal amenazando con ahogarnos el muy capullo. 
Lo malo es que puede.
El temor nos niega el consuelo del sueño y las horas se multiplican como el virus en su caldo.
Cuando fui joven era llegar la primavera y sentir deseos de caminar hacia delante, sin más haberes que veinte duros en el bolso. Andar hasta gastar las tapillas del tacón y volver a casa medio coja.
Nunca lo hice porque pensaba que siempre podría hacerlo.
Cuando escampe prometo que jamás guardaré vestidos ni besos  para una ocasión concreta. 
La felicidad es fruto salvaje que nace en el camino, llenémonos la boca con él antes de que se pudra. 
Al irnos solo llevaremos lo gozado y lo dado a los demás. 
Libertaria y generosamente pues vivamos desde ahora. 
D. W.    (S 21 Mr 2020). 


viernes, 20 de marzo de 2020

DE NEGROS Y FETICHES

DE NEGROS Y FETICHES 
Fogonazo de mi infancia: la trasera de una puerta gris de la que colgaban una taleguilla de tela listada fuertemente anudada y una herradura con los extremos hacía arriba. Según mi abuela si miraba hacia el suelo llamaba al bajío.
Enriquecía el retablo un cromo roído de San Onofre tamaño A4  sujeto por chinchetas sobre el que pendía una rosquita de pan blanco, alimento que según la tradición le llevaban los diligentes ángeles a su cueva. 
Era la puerta del comedor anexo a la cocina y nunca se cerraba quedando siempre  oculto el ecléctico altar.
Más tarde se añadió otro curioso amuleto para llamar a la suerte, un muñequito negro y desnudo por el que suplicaba me dejaran jugar. Me daba pena verlo con las extremidades al aire, pendientes de elásticos que parecían ir a romperse.
Solo me dejaban tocarlo para quitarle el polvo, advirtiéndome seriamente que si lo manoseaba mucho perdía el poder.
En la talega había carbón para que no faltara lumbre, sal gruesa, un par de eslabones de una cadenita de oro, escapularios, medallas... y más cosas que no recuerdo o no me contaron, para que guardaran la casa y sus moradores. 
La almáciga de talismanes cumplió medianamente su función pues, parafraseando a Tolstòi, no fuimos una familia afortunada pero tampoco especialmente desdichada. 
Cuando manos mercenarias cambiaron las puertas se perdieron hatillo y herradura, encontrándome castigados en un rincón a   santo y muñeco.
Al primero le compré un marco y al segundo, después de una delicada cirugía elasticária, lo dignifiqué apañándole un faldón con la manga de una blusa. 
Uno lo tengo sobre la puerta calle abastecido de pan y otro en la Billy acristalada, delante de los libros donde aprendí a leer. 
Sin ser supersticiosa me serenan estas supercherías infantiles.
Total, si te roban, la policía lo zanja filosófica y cachazudamente:  “Señora, no hay ná que hasé. Ni alarma ni buena puerta. 
Si quieren entrar, entran”.
Dela Uvedoble 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 13 de marzo de 2020. 

jueves, 19 de marzo de 2020

PARA PAPÁ PAPAPAPAPÁ

PARA PAPÁ PAPAPAPAPÁ 
Yo sé de uno que hoy se ha quedado sin regalo de su heredero... (léase con cantinela).
Sin embargo anoche no dijo ni mú sobre la bronca cuando se asomó a la ventana del lavadero, dejándonos sin el cotilleo.
Puede ser que el ruido de las cacerolas no le dejaran pero no, los Borbones tienen oído duro en lo que respecta a escuchar al pueblo. 
Mientras Felipe intentaba transmitirnos calma “no os pongáis nerviosos, todo está controlado, tened confianza” y otras frases de rigor muchos de nosotros andábamos entre pucheros para hacerle el caldo fino.
Jamás había visto al Borbón moviendo tanto las manos, supongo que aconsejado por su Leti, para dar enjundia a tanto hueco.
Al decir “fuerza”, avanzaba a cámara sus puños cerrados, dispuestos en paralelo, al pronunciar “todos” abría los brazos.
Hubo momentos en que parecía un párvulo interpretando la canción de Barrio Sésamo que le habían enseñado.
Papá Emérito ha sido malo con el pueblo, le ha ido quitando alpiste hasta dejar el comedero vacío. Cuarenta años dan para hacer y deshacer mucho.
Puñados de contrarios a la monarquia que se confesaban juancarlistas cayeron del guindo al oírlo pronunciar pastosamente el famoso: “Lo siento, me he equivocado” con boca pequeña y tras jartarse de asesinar animales de orejas grandes.
En el día de todos los padres cuyo titular es uno que no lo fue todo es posible. Imagino que de extranjis celebrarán lo putativo de la fecha. 
Veremos si la dulce niña rubia hereda lo que su yayo tan sabiamente ha ido acumulando y de paso La Corona que tan virulenta nos ha salido. 
Las infantas no han renunciado a nada. Seguiremos viéndolas, la  Castiza en los toros regocijándose con la sangre de otros, costumbre familiar arraigada y a la Olvidadiza de bracete de su marido digno yerno de su suegro.
“Honra merece quien a los suyos se parece”.
 Así ninguno se echa nada en cara.
D. W.   (J 19 Mr 2020). 


miércoles, 18 de marzo de 2020

APLAUSO

APLAUSO 
A finales de los setenta la tele emitía un programa musical con ese nombre, por mi poca edad no podía ir a discotecas así que de él aprendía los bailes. La caja tonta fue maestra y consuelo de mí aburrida adolescencia.
Ahora la carretera ramificada de internet nos conecta, las lágrimas vertidas en Albacete las seca alguien en Viena, cosquillas hechas en Roma hacen reír en Oviedo. 
Hemos culpado, criticándolas más que una minifalda en misa, a las redes por alejarnos físicamente, deberíamos tragarnos la ofensa, si fue culpable ahora se gana el perdón.
Gracias a ellas estamos sobrellevando esta pandemia que nos escinde de los demás. Malos tiempos donde el contacto físico es letal siendo tan imprescindible. 
Solo gente comprometida se expone para que la vida no se estanque, trabajando aun con medios de “La señorita Pepis”, pongo a los sanitarios como abanderados.
El agradecimiento a estos héroes se extiende por las redes convergiendo en un aplauso a las ocho, cada atardecer.
Anteayer me asomé a la barandilla de la terraza con riesgo de besar asfalto, moviendo las orejas como gata cazadora.
Nada oí salvo un vergonzoso silencio que me achantó.
Ayer me llegó un bramido ahogado, el viento, sobrevolando las casitas bajas de mi barriada, lo trajo.
Ahuequé las manos como amplificador y aplaudí hasta que me dolieron pero ni un solo vecino me secundó. Enfrente dos mujeres cotorreaban separadas por una reja, la de fuera tapándose la boca con la manga de la bata. Me miraron sin unirse. 
Aplaudamos cada noche aunque nadie cercano lo haga.
No somos virtuales, existimos. Y todo suma.
D. W. 
( X 18 Mr 2020)

martes, 17 de marzo de 2020

OIR PARA CREER

OIR PARA CREER
“Mi casa es mi castillo” dicen los ingleses y yo. Puedo pasar semanas sin pisar la calle si no tengo un compromiso u obligación ineludible. 
Creyéndome a salvo de las angustias del confinamiento compruebo que me enerva la ausencia de sonidos.
Veo menos que Pepe Leshe pero por contra me otorgaron los genes oido de tísica. Percibo hasta el ruido del papel que se le caiga al vecino. 
Hasta hace poco, aún de noche, las pisadas de los madrugadores crujían al pisar las sombras, apresurándose en llegar al trabajo.
Poco antes de las 8 sentía aullar la sirena del colegio cercano llamando a los aspirantes a bachilleres, y a las 9 al resto de la chiquillería. El soniquete de sus troileys y sus voces infantiles, algunas ya con gallos, marcaban el verdadero inicio del día. 
Ahora no se oye nada, ni la furgoneta del tapicero especialista en discotecas. 
El camión del carpintero de aluminio yace varado como el esqueleto metálico de un ser extinto.
La atmósfera parece de duelo, de duelo del antiguo sin radio ni tele. Hasta los pájaros parecen no atreverse a piar, quizá extrañados al no ver a esos grandullones bipolares que tanto les tiran una pedrada como les arrojan pan.
No he visto golondrinas más vergonzosas que las de este año, cantan bajito, quizá percibiendo algo anormal.
De vez en cuando unas patitas perrunas telegrafían optimismo,  dando fe de que aún quedan humanos dentro de las casas. Nunca sabrán lo que se pierden quienes no aman a los animales.
De noche, el ronroneo de mis gatos me conforta llamando al sueño, tan escurridizo estos días. 
Simon y Garfunkel cantaban a “Los sonidos del silencio”. Pasé la vida tarareándolos, dándoles la razón...
Nanai, este espeso vacío auditivo me está dejando sorda.
Espero volver pronto a oír la vida. 
D. W. 

lunes, 16 de marzo de 2020

SIMPLE FUTURE

SIMPLE FUTURE
Brígido le recordó esa mañana que era su aniversario. Lo tenía programado para que se lo dijera por privado y así comprobar si su socio no gestante así nacido lo olvidaba, como siempre.
Iba caducando la primera centuria del siglo y llevaban juntos ya cuarenta años. Firmaron el contrato de sostén mutuo y procreación programada hasta que la vida los separase en 2055  cuando eran dos jóvenes licenciados en ciencias de la desinformación.
Al constituirse como binomio registrado tuvieron derecho a cubículo ampliable y ARMS, (asistente robot multifuncional sufrido) para tareas ingratas.
Al suyo le pusieron un nombre sonoro y dual porque modulaba su voz de aguda a grave según las circunstancias. Lo llamaban BB pronunciado bibi.
Después de desconectarse ambos de la Memoria Central para la que inventaban noticias se dispusieron a almorzar.
BB les había preparado la comida del día, única que se hacía desde la gran crisis del 64, langostas de campo con soja y algas, tres gajos de mandarina y los suplementos de rigor.
La parte no gestante se sorprendió al ver sobre la mesa tres probetitas de champán, caro elixir que solo se tomaba al firmar el contrato o en las fiestas del solsticio. Y cayó en la cuenta.
_”Congratulaciones binomia (así le decía cuando quería conciliar), no creas que lo había olvidado”.
_”Claro que no”. 
Su producto ya emancipado (anacrónicamente hija) llegó en ese instante, abrazando a BB y cosquilleando sus circuitos como cuando era una persona en proyecto educada sin género para evitar el retroceso hacia los tiempos del patriarcado.
El  brillante rostro del robot era el que recordaba siempre asomado a su cuna, cantándole nanas formativas. Era su pami, como llamaban todas las personas en crecimiento a sus ARMS. 
Se saludaron y bebieron el champán. Durmieron un rato los tres por efecto del alcohol, después la joven se marchó, había cumplido con la visita que todo sujeto debe hacer a sus proveedores de genes dos veces cada vuelta al sol.
El día que se inventó la vacuna de la atenuación de sentimientos y se abolieron la heterosexualidad  tóxica y el amor romántico el planeta se volvió una balsa de aceite. 
_¿Jugamos un rato, binomia mía?.
_”Sabes que soy libre...”
_Por supuesto, utilizaba el posesivo irónicamente, no como los no gestantes tóxicos de hace un siglo”.
_”Pues a mi, oye que las antiguas palabras me ponen, aunque sean totalmente inapropiadas”.
_”Será por eso probablemente, ¿tu que dices, Brígido?.
BB hablaba en andaluz por deseo de sus usufructuarios, los acentos del viejo mundo se añoraban. 
_”¡Que ozú Maria y Osé!” Y se le encendió el pilotillo púrpura. 
_”¡Vaya, ya la entraó perlilla!, el pobre se cortocircuita con cosas  de humanos, habrá que reiniciarlo”.
_”Si es lo que dice el Supremo Pensador: casi nada humano puede ser bueno” soltó el binomio nacido con posibilidad gestante. 
_”Dejémoslo descansar y celebremos el aniversario”.
Ambos se pusieron los sensores amatorios, dejándose llevar.
Sin tocarse llegaron a la vez al orgasmo.
D. W.
*Ilustrado con “El aniversario”, Chagall 1915. 
Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 13 de marzo de 2020. 


domingo, 15 de marzo de 2020

CUARESMENTENA

CUARESMENTENA
Pocos siguen ya el cumplimiento de la Cuaresma, esos días posteriores al Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo en los que la Iglesia ordena ayuno de carne los viernes y abstinencia de goces sexuales.
Se cuenta que los frailes, bajo la premisa de “no alimentarse con animal que no saliera del agua”  tiraban cerdos al río sacándolos a continuación para así cumplir el precepto.
En cuanto al segundo mandato... viagra, lubricantes y condones se venden en toda época. 
Este 2020 no desmiente al refranero que asegura: “año bisiesto, año siniestro”. He sabido de gente supersticiosa que ha adelantado o atrasado su boda para no coincidir con él y burlar la desgracia. Con este acertaron.
Quedará para la historia el año que pasamos todos una rara   Cuaresmentena en la que el acopio de carne hecho por las familias no tiene precedente.
Hay quien tiene colgados de la lámpara dos jamones y ha comprado un arcón frigorífico poniéndolo entre el pasillo y el cuarto del niño. No se puede pasar más que metiendo barriga pero el “porsi” queda a salvo.
En lo que me toca, al no comer animales, mis problemas de abastecimiento son menores. Mientras en los comercios se ven asoladas las carnicerías los estantes de los productos vegetales están repletos.
Se respetan, desgraciadamente, tofu, brócolis y alcachofas. 
Habiendo garbanzos, aceite y harina nadie muere de hambre.
Por cierto las pipas de girasol están arrambladas, no mantendrán pero entretienen y relajan.
Esta cuaresmentena no es para mi gravosa, siempre he sido de interiores, incluso en los museos paso ligera ante los paisajes buscando lo sutilmente iluminado por artificio. 
Me subyuga el artista que domestica la luz, transformándola en pigmentos, para definir sentimientos en espacios cautivos.
Disfrutemos de lo privado e íntimo.
Descubriremos que dormimos cada noche con un gran ignoto: 
Nosotros mismos. 
D. W. 
*”Mujer leyendo a la luz de una vela” Peter Listed. 

viernes, 13 de marzo de 2020

LOS IDUS DE MARZO

IDUS DE MARZO
Suena el clinck del wasaps, es mi hija que vive y trabaja en el centro:
_”Mama que tó está vacío”.
_”No hay nadie en la calle. Que guay la ciudad así!”.
_”Niña que esto es serio, anda y vete a la casa”.
Me dice que ha salido a comprar, que tiene nevera y armarios caninos. Muchos de sus compañeros están tele trabajando, ella y los demás no creen que tarden en imitarlos.
Mi hijo desde otra provincia cuenta que los súpers están arranblaos.
Ninguno de dos entiende la agonía de la gente por acaparar.
_”Si llega a ser la peste nos matamos vivos” teclea.
_”Pues si, hijo, si”, admito.
Pienso en los que viven de su trabajo “del día” en los niños cuya única comida caliente es la del cole, en aquellos que carecen ya no de colchón sino cojín para sobrevivir el tiempo que dure la cuarentena.
No todos tienen casa con despensa surtida para resistir, ¿qué será de esas personas?, doy gracias que sea solo un virus de resfriado pues muy probablemente caeremos casi todos.
No solo se ceba con los débiles de cuerpo sino que está destrozando a los enclenques de cartera. 
Los chinos que tanta gracia nos hacían han construido hospitales solo para esta enfermedad. Y nosotros “carpe diem” como buenos latinos, olvidando la continuación “no te fíes del mañana”. 
Imagino a los médicos en el brete de sortear mascarillas, decidir  a quien enchufan el último respirador y otorgan la postrera camilla. 
Saldremos de esta porque el bicho solo es porculero pero igual de pardillos y egoístas que entramos.
 Al tiempo.
D. W. 

jueves, 12 de marzo de 2020

ENEMIGO INVISIBLE

ENEMIGO INVISIBLE 
A mediados del siglo catorce una epidemia de peste bubónica asoló Italia. Un joven escritor llamado Giovanni Boccaccio situó en este escenario “El Decameron” un compendio de cien relatos chispita  verdes, casi ninguno de su invención a excepción de la trama conductora, provenientes de tradiciones grecolatinas y orientales, ambientándolos en su época. A pesar de no existir aún la imprenta fue best seller.
Sitúa Boccacio a siete jóvenes doncellas y tres donceles en una villa idílica a las afueras de Florencia donde se confinan para preservarse de la terrible enfermedad, conviniendo en contarse cuentos para hacerse más llevadero el encierro. 
Fue libro prohibido por la Iglesia al considerarlo inmoral e irreverente, una obra erótica leída y comprada de tapadillo durante seis siglos. 
La jodienda no tiene enmienda y si es contada graciosamente ni desperdicio. 
Virus viene del latín y significa VENENO. Emponzoñados están algunos por sufrir la cuarentena. Malas caras por el aplazamiento de acontecimientos bien señalados y pingües, hay quien aprecia más la bolsa que la vida... de otros. 
En la turbulencia muchos perderán demasiado mientras unos pocos se enriquecerán indecentemente.
Millones de euros se van por el desagüe junto a estos microbios piadosos con los niños pero implacables con ancianos, la paradoja es que se ven forzados a juntarse porque los padres están ganándose la vida, única posesión que es irreemplazable.
Sin precedente alguno se estudia cómo conciliar trabajo, familia y profilaxis sin que la economía derrape.  
Corona no pasa de ser una gripe con pretensiones aunque muy contagiosa, imaginar tres cuartos de país enfermo a la vez resulta aterrador. Boccaccio exorcizó temores con risa y chanzas sin soltar la mano a la prudencia, lo válido entonces lo será hoy también.
Con los mimbres de una sanidad recortada a la que se le exige eficacia, unos políticos cretinos que se contagian entre ellos habiendo defendido la privada que ahora se lava las manos, no metafóricamente, y gente acumulando comida como hámsteres  tenemos que hacer el canasto para preservar los huevos que quedan.
Ayer fui a comprar y mientras expurgaba entre la verdura que quedaba alguien estornudó a mi lado. Pegué un repullo.
El miedo es libre pero nos hace esclavos. 
D. W. 



GATOS, PIEDRAS Y OUZO

  GATOS, PIEDRAS Y OUZO   El avión sobrevolaba en círculos la ciudad como si fuera un mosquito pensando en cómo atacar un plato de fruta m...