TRANSICIÓN (1978)
La Durse, (en todos los registros Dulce Nombre de María), llenaba con su escaso ajuar las cajas vacías de jabón Flota que le había pedido a Paquito el droguero.
Nació el año de la gripe, en ese mismo corralón que ahora dejaba para irse a un piso en la Carretera de Cádiz, a compartir cuarto con una de sus nietas.
Envolvió en periódicos el historiado juego de café que nunca usó, el jarrón de calamina de su abuela y los cuadros de niños comulgantes, casorios y difuntos queridos.
Su vida entera en cuatro cajas y dos maletas.
Allí dejaba los muebles, los del piso son nuevos y prácticos. No hay sitio para la cama niquelá ni la mesa camilla.
Adiós al orinal, las humedades, a trasegar agua del grifo del patio, a tender con caña y dolor de brazos, a baldear la puerta, a lavar en lebrillo con cháchara en el patinillo.
Al miedo a las riás.
Hasta nunca también a coser al sol en el pasillo, sentarse en la puerta calle las noches de verano, a plantarse en una volá en el centro, adornar los balcones cada Corpus Chiquito con su colcha de novia y partir las pilistras aprovechando los cubos de cinc.
Adiós a sesenta años.
El corralón se queda vacío, lo derrumban para levantarlo igual. Barrunta que con un buen arreglo se hubiera apañao pero doctores tiene la iglesia y ella apenas sabe escribir su nombre.
Los inquilinos conservan el derecho a las nuevas viviendas una vez terminadas. Una quimera, para entonces serán todos más viejos que un núo.
Sabe que en diciembre se vota una Constitución que asegura el derecho a una vivienda digna.
Sus hijos ya la tienen pero pagando cada mes buenos dineros al banco que se come un sueldo entero. Por eso se va con su hija, así le cuida los críos mientras limpia otras casas para poder pagar la suya.
“Pa ese viaje no se precisa alforjha” piensa.
“Loh pobre tenemo derecho mientra loh podamoh pagá”.
Su yerno la recoge en un taxi. Cabe en el maletero toda su vida.
La Durse subió al coche y no quiso mirar atrás.
Dela Uvedoble
*Si te apetece leer más relatos aquí estoy:
https://www.elblogdedela.com/
*Este relato fue publicado por la revista “EL OBSERVADOR” el martes 10 de diciembre de 2019.
Dela tiene un don cada vez más difícil de encontrar, no solo escribir bien y con sentimiento, sino que además agradece uno a uno a cualquiera de nosotros que se asome a sus escritos.
ResponderEliminarConozco escritores que agradecen muy bien pero lo que escriben es absolutamente infumable, al igual que hay buenos escritores, bordes con sus lectores hasta decir basta.
Dela escribe como los clásicos, con un planteamiento, un nudo y un desenlace, por eso y porque ella le pone a todo su ingrediente secreto, por eso da gusto leerla.
Gracias Dela.
¡Muchas gracias Pepe,!, Que menos que agradeceros que dediquéis vuestra atención a leer mis “Relatos torpes”.
EliminarMe emociona el cariño con el que están siendo recibidos.
Un y mil veces más ¡ GRACIAS!.
Cuanta emoción al poder sentir lo que el corazón de la Durse.
ResponderEliminarA partir de ahora una fiel seguidora.
Muchas gracias Yolanda!.
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