LA BOLSA DE LA VIDA
Último domingo del año. Nos quedan dos almendras y otra en la boca, esperemos que ninguna sea amarga.
La mañana del uno de enero nos rellenan el depósito.
Trescientos sesenta y cinco frutos, este año uno más, para alimentar la vida a unidad por jornada.
Vienen revueltos, de manera que no sabes si te llevas a la boca una pipa o un piñón hasta que no lo muerdes.
Se tragan como en el cine, sin saborearlos.
No se pueden mascar a puñados, volver a meter el que salió ni saber cuántos quedan aunque deseemos que las suficientes para que coincidan con el calendario en uso.
Este año tiene eco, 20 20 así que reflejará sus disposiciones en cualquier obstáculo y volverá, regalándonos segundas oportunidades. Esperanza da creerlo.
O pareceremos tartamudos como la pobre ninfa causando mofa a Narciso, al que dieron morcilla pues pagó cara su altivez.
Ahí precisamente está el misterio, en la ignorancia supina de lo que nos va a acontecer.
Mortales somos y por ende frágiles, ni al más poderoso se le asegura que la bolsa esté llena y el contenido perfecto.
Cada cual con lo que reciba que haga lo que quiera.
O lo que le dejen.
D. W.
Dela, cualquier tiempo que empieza es una oportunidad y un reto,oportunidad por lo que lleve en su bolsa y un reto porque lo que nos llegue no será bueno ni malo, dependerá de cómo lo asumamos.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor, y sobre todo que absorbas lo mejor y que lo menos bueno se convierta en algo maravilloso...